Sí, lo han hecho adrede. Le han dado un nombre tenebroso para que de un poco de miedo y no sepas lo que te estás comiendo y, efectivamente, a las grasas trans hay que temerlas y tener mucho ojo con su consumo. Y todos nos preguntamos, ¿qué son las grasas y trans y cómo las identificamos?.
¿Pero qué son exactamente?
Las grasas trans se obtienen a partir de ácidos grasos insaturados que se forman de manera artificial convirtiendo en sólido la grasa líquida. A este proceso se le llama hidrogenización, el cual permite solidificar las grasas haciéndolas más estables y menos perecederas. Estas grasas las encontramos ampliamente en los lineales de los supermercados.
¿Cómo se esconden?
Estas grasas son un poco tímidas, no quieren protagonismo, y es por eso que las marcas de alimentación, dentro de su inmensa bondad, le han dado diversos nombres para que pasen desapercibidas: ácidos grasos trans, aceites vegetales parcialmente hidrogenados, aceites hidrogenados… todo sea porque no nos demos cuenta de que estamos comiendo ya que las principales agencias de salud del mundo tienen el foco puesto en el consumo extendido de esta grasa alimentaria.
Enemigo público número 1
La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana del Corazón, entre otras autoridades sanitarias, recomiendan menos de un 1% de grasas trans en el consumo total de calorías ingeridas al día. De hecho recientemente la OMS ha sacado una guía para la industria de cómo eliminar definitivamente las grasas trans de sus productos. Como veréis, nos podemos hacer una idea de que las grasas trans tienen que ser un consumo muy muy esporádico.
¿Pero que le pasa a mi organismo si consumo muchas grasas trans?
Entre otros muchos “atributos”, aumentan el colesterol malo, descienden el bueno y están íntimamente relacionadas con enfermedades cardiovasculares y obesidad. En general son alimentos con un muy alto índice calórico y una muy baja calidad nutricional.
Y aún sabiendo que es tan malo, ¿lo sigue utilizando la industria?
A pesar de todas las advertencias contra las grasas trans la industria las sigue utilizando a diestro y siniestro. La grasa trans ayuda a darle una vida útil al alimento más larga y a estabilizar el sabor, lo que en términos económicos es muy atractivo para las marcas. Además, la ley española no obliga a llevar un etiquetado especial advirtiendo de que llevan dichas grasas, por lo que ninguna marca va a comunicar abiertamente que lo llevan sus alimentos. Es por ello que los consumidores deben de estar muy atentos a los ingredientes de los productos que consumen y detectar todos los “disfraces” que llevan nuestras amigas TRANS en el reverso.
¿Y en qué alimentos los encontramos?
La mayoría se encuentran en alimentos altamente procesados. Si tienes dudas de cuáles son puedes verlo en nuestro post sobre el NOVA y cómo se clasifica el grado de procesamiento de los alimentos.
Productos congelados como pizzas, helados, patatas fritas, precocinados como pastas, croquetas o empanadillas, margarinas, helados, bollería industrial, aperitivos como chips o galletas saladas, palomitas de microondas… en general en todos aquellos alimentos menos saludables y orientados al fast-food.
Siempre podemos tener un antojo o hacer una pizza rápida el viernes porque, un día es un día, pero no hay que abusar y siempre puedes comparar dos marcas y escoger aquella que tenga menos grasas trans o con menor grado de procesamiento con la app de El CoCo.
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