Seguramente todos hayáis visto en prensa como hemos sacado pecho los españoles con el último estudio de Bloomberg (Bloomberg Healthiest Country Index) donde España se ha clasificado como el país más saludable del mundo. ¡Arriba los pompones y abrid el cava! que estamos sanísimos y comemos de maravilla, porque claro, todo el mundo sabe que aquí nuestros niños meriendan pan con tomate y unas nueces… ¿o no?
¿Qué valora este estudio para que quedemos como los más healthy del mundo?
En primer lugar analizan datos generales de diversa índole de grandes organismos como los del Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y la ONU.
A partir de ahí se establecen grandes parámetros como la esperanza de vida (España es el país de más alta esperanza de vida en Europa y tercero a nivel mundial), la atención sanitaria, factores ambientales, el acceso al agua potable o el saneamiento.
Además de estos factores el estudio achaca el podio de España e Italia en parte a la dieta mediterránea que llevan ambos países. Las grasas saludables como la del aceite de oliva y las nueces forman parte de esos hábitos alimenticios que nos ayudan a tener una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares ( relacionadas muy directamente con la obesidad y sedentarismo) y a muertes por enfermedades oncológicas.
Todo esto queda muy bonito pero, ¿a nadie le resulta raro que también hayan subido la tasa de obesidad en adultos y que seamos los campeones en obesidad infantil? ¿No es contradictorio?
España y la obesidad
En 2018 se publicó un estudio de la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde España no salió muy bien parada. Situados en segundo lugar del ranking, el 40% de los niños españoles tienen sobrepeso u obesidad. Paradójicamente se dan como posibles respuestas a tal nivel de sobrepeso en los niños a los hábitos alimenticios y a la baja actividad física. Pero, ¿en qué quedamos? ¿Comemos bien o no?
En dicho estudio se constató que los niños de los países mediterráneos comían poca dieta mediterránea. Poca fruta y verdura y muchos productos procesados.
¿Alguien se ha fijado pasando delante de la salida de un colegio que están comiendo los niños? La mayoría de las veces solo vemos bollos con chocolate, bocadillos de embutidos y batidos con sabores. ¿dónde está ese aceite de oliva de los campos andaluces, las naranjas valencianas o los plátanos de canarias de los que tanto presumimos?
En los últimos años nos hemos ido alejando de nuestra famosa dieta mediterránea, aceite de oliva, frutos secos, mucha fruta y verdura, por productos procesados rápidos de consumir. Pero, ¿cómo ha pasado esto? La falta de tiempo, la poca información nutricional y las cada vez más agresivas y seductoras campañas de marketing han hecho su papel.
Marketing alimenticio o como comer azúcar y grasas trans sin inmutarse
Esto no es nuevo, ya lo sabemos, el marketing sirve para hacer atractivo un producto y que tengamos ganas de comprarlo. Cuando se trata de un teléfono, bueno, quizás no lo necesitamos, pero es que la campaña es tan buena que no hemos podido evitarlo pero, cuando se trata de alimentos, estamos jugando con nuestra salud ¿no habría que tener más cuidado?
Lo entendemos, estamos en un mundo capitalista, y hay que vender productos, pero ¿dónde está el límite? Vender alimentos poniendo 0% azúcares pero llenos de grasas trans, muy perjudiciales para la salud (están directamente relacionados con el aumento del colesterol, la obstrucción de arterias y el aumento de triglicéridos) y con algún endulzante exótico como sirope de ágave o jarabe de maíz (igualmente perjudicial en altas dosis por muy vegano que sea) o poner LIGHT en una caja de cereales industriales cuyo segundo ingrediente es el azúcar…
Las nuevas modas en el supermercado
Y hablando de vegano, ahora se ha puesto de moda, al igual que el sin gluten , por lo que los especialistas del marketing se han lanzado al juego. Así que si compro algo sin gluten y además vegano, ¿es la panacea de la salud?
Bueno, os informamos que en esta categoría entra la Coca-Cola, los skittles o las patatas del Mcdonald’s…
Por no hablar de todos los Zero, vegetal, integral… ¡hay que mirar las etiquetas siempre! Porque además muchas veces se utilizan “pseudónimos” para ciertos componentes que son incomprensibles si no eres un experto en la materia.
Es por ello que desde El CoCo nos lanzamos a crear nuestra app, para que todos podamos entender lo que nos estamos comiendo, sin marketing, sin ingredientes en suahili ni niños sonrientes que confundan nuestras elecciones alimenticias.
Entonces, ¿España va bien?
Bueno, no nos rasguemos las vestiduras pero tampoco saquemos la sangría para celebrarlo…parece ser que, aunque España esté a la cabeza de la obesidad infantil la situación está mejorando ligeramente.
Entre otros factores se achaca al endurecimiento de las leyes con respecto al marketing de alimentos infantiles, el aumento de impuestos a los alimentos azucarados o la prohibición de máquinas de vending con procesados en los colegios.
Y todavía no ha llegado el ansiado Nutriscore, que esperamos que sea obligatorio de cara a 2020.
Tenemos derecho a saber lo que comemos y a que no nos engañen. Sabemos que reducir los productos ultraprocesados es un proceso que conlleva tiempo y esfuerzo porque supone un cambio de hábitos.
La primera etapa es saber detectarlos, ¡descárgate la app de El CoCo y empieza a ser un consumidor consciente!.
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