No es ningún secreto que nuestra salud está íntimamente relacionado con nuestra alimentación. Todo lo que comemos tiene un impacto en nuestro organismo y el exceso o el déficit de nutrientes puede provocarnos diversas patologías; entre ellas, y según los expertos, el cáncer.
Somos lo que comemos
Seguro que habéis escuchado más de una vez que, de repente, se ha descubierto que un alimento provoca cáncer. Todos nos echamos las manos a la cabeza y tiramos la tostadora porque desde hoy, ese pan quemado provoca cáncer. ¿Qué hay de verdad en eso?
¿Y cuáles son los datos?
El Cáncer es una de las grandes epidemias del siglo XXI, más de 200.000 casos al año en España; el de próstata, colorrectal, mama y pulmón son los más comunes. Y según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), hasta 4 de cada 10 se podrían prevenir con hábitos de vida saludable, buena alimentación, la prevención de la obesidad, deporte y eliminar tabaco y alcohol. Es para pensárselo, ¿no?
Dieta mediterránea
Esta dieta empieza a ser recurrente, la mencionan constantemente científicos y prestigiosas universidades como la gran dieta saludable. ¿Y eso por qué es? Grasas mono y poliinsaturadas, mucha verdura, fruta y legumbres, pescado y pocos procesados. Por el contrario, hay varios alimentos que están en el punto de mira de los grandes organismos de salud pública, que están demostrando desde hace años que pueden tener incidencia en algunos tipos de cáncer.
Alimentos poco recomendables
Y el primero que nos viene a la mente es la carne roja. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluyó en 2015 en su lista de alimentos probablemente cancerígenos , la lista 2A, y la carne procesada se incluyó en la lista 1, productos cancerígenos para los seres humanos; y la industria, y los grandes amantes de las barbacoas, se llevaron las manos a la cabeza.
En el caso de la carne roja se establecieron evidencias (limitadas) que mostraban una asociación positiva entre el consumo continuo de carne roja y el cáncer colorrectal. En el caso de carnes procesadas los estudios fueron más determinantes, con evidencias suficientes en esta misma correlación.
El cáncer de páncreas, colon y estómago también aparecen asociadas al consumo de carnes.
Moderar el consumo
La norma está en la moderación. Un alto consumo de lácteos, cereales refinados o azúcar pueden derivar en obesidad; la reacción en cadena de alto consumo de grasas e hidratos, aumento de peso, diabetes, cardiopatías y algunos tipos de cáncer.
Otros productos como la soja, su alto contenido en fitoestrógenos los ha puesto en el punto de mira del cáncer de mama. Es mejor comerlos con moderación.
Las barbacoas no son recomendables
Sentimos fastidiaros el verano, pero sí, parece ser que cocinar los alimentos a altas temperaturas puede ser peligroso para el desarrollo del cáncer. Un estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute afirma que las parrillas y barbacoas exponen los alimentos a temperaturas extremas generando compuestos químicos como las aminas heterocíclicas y los hidrocarburos aromáticos policíclicos
Conclusión
No existe la receta mágica para evitar la temida “C” pero los ingredientes para prevenirla los conocéis de sobra: fuera procesados, sobre todo cárnicos, aumento de alimentos naturales, moderación en carnes rojas y ahora que llega el verano aprovecha para tomar alimentos crudos o poco cocinados.
Os deseamos una vida larga y saludable.
Deja una respuesta