El verano ya está aquí, y después de pasar varios meses en cuarentena, somos muchos los que ansiamos ponernos el bañador y poder tomar el sol, para lucir (cuanto antes) un bonito bronceado que nos dure hasta bien entrado el otoño.
Asimismo, también llega el bombardeo publicitario y las mil y una noticias que hablan sobre cremas, suplementos e incluso alimentos que te ayudan a conseguir el deseado moreno. Pero, claro está, de una manera mucho más rápida. Antes de continuar y de meternos en materia, es necesario que por encima de todas las cosas, tengas en cuenta que si te vas a exponer a los rayos del sol de forma más o menos prolongada, que lo hagas siempre -e insistimos en el SIEMPRE- con la protección solar adecuada a tu tipo de piel.
Dicho esto y metiéndonos de lleno en el tema de la alimentación, ¿quién no ha escuchado alguna vez el hecho de que, el consumo de determinados vegetales, así como la zanahoria, la calabaza o las espinacas, pueden contribuir (o no) a broncearnos?
En este post vamos a analizar si realmente es cierto que la alimentación puede ayudarnos a oscurecer nuestra piel o si más bien se trata de un mito.
El moreno o el color de la piel, no depende únicamente de la exposición solar
Al tomar el sol, hay personas que tienden a coger color más rápido que otras, e incluso hay gente que en vez de ponerse moreno/a suele quemarse. ¿Esto a qué se debe?
Pues bien, la pigmentación de la piel de los seres humanos está determinada principalmente por la cantidad y la distribución del pigmento melanina. Su principal función es la de ofrecer una protección natural frente al sol. De esta forma y en virtud de su “concentración” esta melanina aportará un color y tono distinto a la piel y al cabello de cada persona. Algo que tal y como seguro ya prevés, depende de factores genéticos.
Es decir, cuando nos exponemos a los rayos de sol, una importante fracción de su radiación, los rayos ultravioletas (UV), que curiosamente no son visibles, activa la producción de melanina para protegernos de dichos rayos, hecho que al mismo tiempo oscurece nuestra piel. De este modo, nuestro cuerpo produce melanina, para defendernos de próximas exposiciones solares, con la finalidad de neutralizar en cierta medida los rayos UV. Así, este proceso tendrá lugar con mayor o menor eficacia según el tipo de piel, algo que, como ya sabes, está determinado por la genética. Es decir, el bronceado es una adaptación que tiene lugar en todas las personas con mayor o menor eficacia, tras la exposición a los rayos UV de la radiación solar y precisamente para protegernos de ella. Por estas razón, una persona con mayor melanina tendrá un color de piel más oscuro que otra que sintetice menos pigmento.
Pero, no sólo la melanina o los factores genéticos dan un determinado tono a nuestra piel, la alimentación también es un factor clave a tener en cuenta (pero no del modo en el que pensamos).
Las frutas y las verduras son ricas en betacarotenos, pero no te broncean
Muchos vegetales, frutas las hortalizas contienen cantidades significativas de betacarotenos, un pigmento presente especialmente en las plantas de color naranja y amarillo, que cuando se toma en grandes cantidades puede dar una tonalidad anaranjada a la piel. Pero no bronceado, como muchos creemos. Es decir, tomar una cantidad importante de este tipo de pigmentos “tiñe” la piel desde dentro y, es cierto que cambia nuestro color, pero sin que afecte a la producción de melanina.
Además, los betacarotenos serían una forma de provitamina A, de modo que al consumirlos, nuestro metabolismo los transforma en vitamina A. Cuando se incrementan las concentraciones de esta vitamina en la sangre, es cuando se produce ese ligero coloreado en la piel, que se aprecia principalmente en algunas partes del cuerpo. Concretamente en aquellas zonas en las que hay una mayor acumulación de grasa subcutánea y se produce más sudor, como por ejemplo, en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. De manera que esta coloración no es uniforme.
Además, su consumo podría resultar “una ayuda” a la hora de disminuir las quemaduras producidas por el sol en las personas sensibles a este, ségun Medline Plus, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. Pero no te confíes ni un ápice, al mismo tiempo, esta misma fuente sostiene que el consumo de betacarotenos o de vitamina A “no parece disminuir el riesgo de cáncer de piel u otros trastornos asociados con la exposición al sol”.
Algunos ejemplos de alimentos ricos en esta provitamina son las zanahorias, los melocotones, los albaricoques, los pimientos, el melón, las cerezas, etcétera.
El mito de la zanahoria
Algunas creencias populares sostienen que comer zanahorias, estimula la producción de melanina debido a la gran cantidad de betacarotenos que tiene esta hortaliza. Algo que es totalmente falso. Además, según estas corrientes se afirma que lo ideal para oscurecer el tono de la piel, es comerla en crudo y varios días antes de exponerte al sol. Afirmaciones que se hacen sin fundamento alguno y sin tener detrás una evidencia científica que lo justifique.
La realidad es que ni esta verdura, ni ningún otro alimento, estimulan la producción del pigmento melanina. Por lo que es del todo imposible que el consumo de estos alimentos, propicien el bronceado típico producido por la melanina.
No obstante, Beatriz Robles, dietista-nutricionista, comentó en esta entrevista que a día de hoy se están investigando distintos compuestos (algunos de ellos presentes en los alimentos, como los flavonoides), como promotores de la melanogénesis (formación de melanina). Pero actualmente, no hay alimentos concretos que aceleren el moreno.
El experimento de Alberto Chicote
Este reconocido chef realizó una prueba donde analizó si realmente un consumo habitual de zanahoria podía broncear la piel. Para hacerlo pidió a dos hermanas gemelas, Pilar y Marta, que durante 10 semanas una de ellas debía tomar medio kilo al día de zanahoria cruda, mientras que la otra no debía consumir ninguna.
Los resultados indicaron que se apreciaba un cambio significativo en la piel de Pilar (la que consumió zanahoria). Pero en lugar de ponerse morena, parecía más bien un tono anaranjado fruto de los betacartonos que contiene esta verdura.
Desconfía de igual forma de los suplementos bronceadores
Al igual que la zanahoria, los complementos alimenticios tampoco sirven para oscurecer nuestra piel de forma más rápida, ya que se basan en el mismo efecto. Como dice Beatriz Robles, estos productos contienen betacarotenos que “tiñen” la piel desde dentro, por lo tanto, también en este caso, el color que se consigue tiende más hacia el anaranjado que hacía el tono dorado que todos ansiamos tener.
Por lo tanto, toma fruta y verdura por los beneficios que aportan a nuestro organismo, entre ellos porque su consumo se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y mortalidad prematura. Y deja a un lado las creencias populares y los bulos asociados a su consumo. Aún así, si la única manera de introducir la fruta y la verdura en tu alimentación, es creyendo que que la ingesta de estos productos te bronceará, bienvenido sea. Pero recuerda: usa siempre un protector solar adaptado a tus características y circunstancias
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